Muere Ignacio López Tarso a los 98 años por neumonía
Muere el actor Ignacio López Tarso, el Macario inmortal del cine de oro mexicano, tras varios días hospitalizado, Ignacio López Tarso murió este sábado 11 de marzo a los 98 años, víctima de una neumonía. El actor de teatro, cine y televisión fue uno de los más importantes de la escena mexicana del siglo XX y se le reconoció como una de las últimas figuras de la llamada Época de Oro del cine mexicano.
López Tarso nació en la Ciudad de México el 15 de enero de 1925, estudió arte dramático en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes, e inició su carrera de actor en la Compañía de Teatro Estudiantil Autónomo.
Posteriormente formó parte de la compañía de Teatro Clásico de México, con la que interpretó un repertorio de obras del teatro clásico español, como La Celestina de Fernando de Rojas y Las mocedades del Cid de Guillén de Castro.
El actor tuvo su primer contacto con el mundo artístico cuando tenía ocho años al asistir con sus papás a una función de teatro de carpa. Quedó impactado al ver cómo se apagaba la luz, se abría el telón entre la oscuridad y sólo quedaba iluminado el escenario además de quedar como hipnotizado al observar el desarrollo de la obra.
Su debut teatral como estudiante de Bellas Artes fue en la obra El sueño de una noche de verano, de William Shakespeare. Su debut profesional fue en 1951 con la obra Nacida ayer, de Garson Kanin.
Alcanzó el pleno reconocimiento profesional encarnando al soberano azteca Moctezuma Xocoyotzin en Moctezuma II, de Sergio Magaña. A partir de ese momento se convirtió en un actor imprescindible en las obras de los dramaturgos Emilio Carballido, Luisa Josefina Hernández y Sergio Magaña, así como en los montajes del director teatral de origen japonés Seki Sano.
Participó en más de 30 puestas en escena. En 1996 debutó en el teatro musical con la versión mexicana de Hello, Dolly!, al lado de Silvia Pinal y sus últimos proyectos sobre las tablas fueron El cartero, Aeroplanos, Un Picasso y El Padre.
López Tarso desempeñó también una labor importante en el desarrollo del cine del país. Su primera incursión en el séptimo arte no fue de su total agrado, su debut fue en 1954 con la película La desconocida, dirigida por Chano Urueta.
El actor reconoció que esta película fue uno de los peores filmes en los que participó. Esa primera experiencia en el cine lo desanimó y le hizo dudar acerca de si debía continuar, pero después, cuando obtuvo papeles importantes y alternó con grandes figuras, le renació el gusto por el cine.
El filme que lo consolidó en la pantalla grande fue la multipremiada cinta Macario, filmada en 1959 con la dirección de Roberto Gavaldón. El histrión formó parte de la Época de Oro del cine mexicano y a lo largo de su carrera cinematográfica compartió créditos con actores de la talla de Dolores del Río, Marga López, Carlos López Moctezuma, Elsa Aguirre, Luis Aguilar, Katy Jurado, Pedro Armendáriz, María Félix y Emilio 'El Indio' Fernández, entre otros actores.
Un hombre que esperaba trascender los 100 años
Cabe recordar que López Tarso, además de ganarse al público por participar en un sinfín de filmes como el Gallo de Oro, El Hombre de papel, Rosa Blanca y muchas otras más, también se convirtió a lo largo de los años en uno de los referentes más amados por los televidentes debido a su gran carisma y vocación a la actuación.
Tan es así que en 2022, el famoso no dudó en decir que esperaba llegar al siglo de vida y aseguró que no tenía contemplado alejarse del mundo del espectáculo en ningún momento.
“Hacer una gran obra, un Shakespeare, hacer una obra griega, hacer una obra de teatro clásico español del siglo VXI. Eso espero para los 100 años, volver al teatro con una obra y con el teatro lleno”, dijo Ignacio López Tarso durante una antigua entrevista para Hoy.
¿Qué le pasó a Ignacio López Tarso?
En una comparecencia con la prensa el pasado 7 de marzo, su hijo, Juan Ignacio Aranda, comentó a las afueras de la clínica acerca de cómo encontró a su padre en su domicilio.
“Yo llegué el jueves en la noche a su casa, a cenar con él, y ya estaba con dolor. En la madrugada vomitó, como cuatro o cinco veces. Ahí le llamé a la geriatra”.
En tanto, detalló que tenía el “estómago dilatado, duro, duro. Era una piedra”, y que tenía los labios morados y las piernas hinchadas. Al día siguiente, “le hicieron estudios de sangre y de placa torácica y placa estomacal”.
Juan Ignacio Aranda, hijo de quien también fuera político, reveló en las últimas horas que su padre continuaba con graves complicaciones debido a la neumonía que padecía.
“Tiene insuficiencia renal, cardíaca, pulmonar, etc. Está semiinconsciente. No puede hablar. No puede comer. Le puse a Vivaldi en la madrugada. Estuve con él desde las 11 pm”.