Casa del Lago Juan José Arreola: en el lago de Chapultepec
Casa del Lago Juan José Arreola: en el lago de Chapultepec: La Casa del Lago Juan José Arreola, recinto cultural de la UNAM, tiene sus orígenes en el Porfiriato. Sus funciones han sido variadas a través de los años, incluso la hija del presidente Venustiano Carranza celebró ahí su fiesta de XV años. Actualmente el lugar es conocido por su singular arquitectura, así como por sus cursos y talleres.
Casa del lago Juan José Arreola, en el lago de Chapultepec
La primera sección de Chapultepec de la capital aún conserva su enorme lago. Al fondo de éste se puede ver una casa blanca con grandes ventanales parecidos a los de las casas francesas del siglo XX. Esta casa es mejor conocida como la “Casa del Lago”.
Cuando la gente visita el Bosque de Chapultepec y recorre el lago, al ver la casa quedan asombrados y comienzan a sacarle fotografías. Al preguntarles si saben cuál es la función del recinto algunos responden que es un museo, otros piensan que son oficinas de gobierno y hay incluso quienes intuyen que alguien importante habita la casa. Pocos aciertan al decir que es una casa de cultura perteneciente a la UNAM.
Sin embargo, la Casa del Lago no siempre fue un recinto cultural y existe desde hace un poco más de un siglo. En 1906 el presidente Porfirio Díaz mandó a que se construyera para que fuera la sede del Club del Automóvil, el cual fue inaugurado el 30 de abril de 1908 por José Ives Limantur.
El Club del Automóvil fue el lugar preferido de diplomáticos internacionales para celebrar grandes banquetes y bailes – como el que se realizó en 1910 con motivo del Centenario de la Independencia − a los cuales también asistían el presidente y los secretarios de Gobierno.
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Con el triunfo de la Revolución, en 1911 el presidente Francisco I. Madero decidió que la casa debía pasar a ser propiedad de la nación y se le nombró oficialmente “Casa del Lago”. El 14 de enero de 1916 se establecen ahí las oficinas generales de la Dirección y Administración del Bosque de Chapultepec.
Pero el inmueble no dejó de ser utilizado para grandes celebraciones y festejos. Su belleza arquitectónica fue perfecta para que la hija del presidente Venustiano Carranza, Julia Carranza, celebrara sus XV años; evento que fue muy reseñado por la prensa nacional en ese momento.
En 1920 miembros del Club del Automóvil solicitaron de nuevo el uso de la casa, pero su petición fue negada. El siguiente año el ex presidente Adolfo de la Huerta, siendo aún Secretario de Hacienda y Crédito Público, estableció un contrato con el Departamento de Bienes Nacionales para poder rentar la casa y utilizarla como su residencia particular.
Con la presidencia en la mira, en 1923 Adolfo Huerta renuncia a su cargo en la Secretaría de Hacienda para postularse y el 18 de noviembre de ese año la casa pasa a disposición de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
En marzo de 1929 la Dirección de Estudios Biológicos de la Secretaría de Agricultura y Fomento se traslada a la Casa del Lago y ubica en el sótano su valiosa biblioteca y el Herbario Nacional. Dos años después, la Dirección de Estudios Biológicos pasa a formar parte de la Universidad Nacional y la casa se convierte en el Instituto de Biología.
Pasaron dos décadas y con la construcción de Ciudad Universitaria, el Instituto de Biología de la UNAM se traslada a ésta en 1952, dejando abandonada la Casa del Lago por casi 4 años, hasta que en 1959 el rector de la UNAM, Nabor Carrillo, junto con el Director de Difusión Cultural, Jaime García Terrés, proponen que en el edificio se establezca el primer centro de cultura extramuros de la universidad, manteniendo el nombre de Casa del Lago.
Fue así como la Casa del Lago se convirtió en un lugar para la escena artística de la Ciudad de México. La inauguración oficial del nuevo centro cultural se llevó a cabo el 15 de septiembre de 1959. Ese mismo día se inauguró una exposición de obras de colecciones particulares de artistas mundialmente famosos como Durero, El Greco, José de Ribera y Pisanello. Se presentó un ballet folclórico y tocaron mariachis. También hubo recitaciones por parte del escritor Juan José Arreola, quien se convirtió en el primer director.
Durante la gestión de Arreola se creó un programa de actividades para los fines de semana que incluía teatro y ajedrez. La poesía era de suma importancia y por ello se creó el grupo “Poesía en Voz Alta” en el que participaron varios poetas y escritores como Octavio Paz, Juan Soriano y Leonora Carrington, a quienes llamaron “la generación de la Casa del Lago”. Como homenaje al escritor que impulsó las actividades culturales del recinto, desde el 2002 el nombre oficial de la casa es “Casa del Lago Juan José Arreola UNAM”.
Después de la gestión de Juan José Arreola, la cual duró de 1959 a 1961, 18 directores han estado a cargo de la Casa del Lago. Cada uno de ellos ha modificado las actividades según su visión, pero han seguido firmemente los principios culturales establecidos por su primer director.
De 1961 a 1963 Tomás Segovia, poeta y ensayista español nacionalizado mexicano, laboró como el segundo director de la Casa del Lago. Con su administración el cine cobro importancia y se iniciaron ciclos infantiles y para adultos. Se impulsó la música y se creó el programa “Nueva Música en México”.
Después, de 1963 a 1967, la dirección quedó a cargo de un médico dermatólogo, escritor y crítico musical llamado Juan Vicente Melo. Su gestión fue para muchos el periodo en que la Casa del Lago se convirtió en paradigma de difusión de valores culturales.
Otro dato interesante es que durante el movimiento estudiantil del 68 el entonces rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, tuvo que utilizar la Casa del Lago como oficina debido a que Ciudad Universitaria era ocupada por el Ejército.
En 1974 el presidente Luis Echeverría dona a la Casa del Lago la escultura del escritor español León Felipe y la UNESCO reconoce la alta calidad de los programas culturales. Bajo la dirección del arquitecto Benjamín Villanueva se impulsó la enseñanza de flauta, piano, el canto gregoriano y el dibujo japonés.
A finales de la década de los setentas, bajo la dirección del filósofo Juan Garzón Bates, se inició la construcción del Edificio Anexo que se utilizaría para la impartición de talleres, conferencias y sala de cine. Y en la década de los ochenta se impulsó la literatura y los ciclos de lectura de obras de poetas mexicanos.
Para 1984 la Casa del Lago había cumplido 25 años. Ese mismo año la Orquesta Filarmónica de la UNAM se presentó por primera vez es este espacio.
A inicios de los noventa la música se mantuvo en un lugar privilegiado y se daban clases de música clásica, rock, bolero y canto nuevo. Los cursos y talleres que ofrecía la Casa del Lago se convirtieron en una tradición entre los que gustaban de la cultura. Se logró juntar un total de mil 800 alumnos inscritos en diferentes talleres y cursos.
En 1997 Carmen Carrara García se convierte en la primera mujer en ocupar la dirección de la Casa del Lago. Uno de sus principales objetivos fue rescatar la memoria de la Casa, por lo que realizó una completa restauración del inmueble. En su gestión destaca la danza y el teatro nocturno de obras clásicas, populares y experimentales.
Los talleres de música se renovaron en los 2000. En el 2005 el músico José Paredes Pacho es nombrado director y enfoca sus proyectos en impulsar a los jóvenes artistas a que exploraren las nuevas tendencias en la música rock, electrónica y electroacústica.
En 2012, otra mujer queda a cargo de la dirección de la Casa del Lago, la fotógrafa y gestora cultural Julieta Giménez Cacho García, quien define el programa “arte + medio ambiente” con el fin de que los programas culturales también posibiliten la reflexión y los cuestionamientos sobre la relación de las diversas disciplinas artísticas con el medio ambiente.
Desde el 2017 el director de Casa del Lago es el músico José Wolffer, quien se ha concentrado en darle mucho auge a expresiones musicales y esto ha hecho que la cartelera crezca tanto en talleres como en conciertos, performance e instalaciones de experimentación sonora. Además de dirigir este importante recinto cultural, también ha sido crítico musical en el diario Reforma y colaborador en las revistas Letras Libres, La tempestad, Pauta, entre otras.
Debido a las décadas de tradición en la impartición de estos talleres, la Casa del Lago es el lugar preferido de muchos para aprender nuevas técnicas y disciplinas artísticas. El licenciado en creación literaria, Pedro Hesiquio, ha impartido durante más de 3 años los talleres de narrativa y ensayística en la Casa del lago y explica en entrevista para EL UNIVERSAL por qué los talleres de la Casa del Lago son únicos y curricularmente importantes.
Horario de la Casa del Lago
La Casa del Lago abre de miércoles a domingo de 11:00 a 17:30 horas, los lunes y martes permanece cerrado.